Darte cuenta
de que no perteneces a ningún sito, de que todo cuanto te rodea ya no es lo mismo, de que todo sigue hacia delante y tu estas rezagada, al final de aquella larga cola.
Todo ha cambiado en un corto instante, en un corto, breve, efímero soplo de tiempo.
Entonces te sientes sola, en un mundo que no es el tuyo, en una casa que no te pertenece en una vida que está tan cambiada que no la reconoces.
El tiempo lo cambia todo, a su voluntad, a su parecer, como él quiere. Y todos los demás debemos cruzarnos de brazos, dejarnos ir, intentar adaptarnos y desear que esas llagas se curen, que pare tu sufrimiento.
Pero piensa que el tiempo causante de este sufrimiento también lo calmara.
El tiempo lo cura todo. Dice el refrán.
